VINO MEXICANO
Pudiéramos decir solo vino, pero hay muchos porque decir » Vino Mexicano».
Mas allá de la nacionalidad que le podemos dar como a los individuos o a los ciudadanos, hay muchos porque decirle a nuestro vino; Vino Mexicano. Comentemos tres aspectos fundamentales que definen más que la nacionalidad, la mexicanidad de nuestro vino:
– Tiempo, espacio y espíritu, o dicho de otra forma:
* Historia.
* Lugar que le da origen y sentido.
* Bagaje cultural, como el cúmulo de rasgos, manifestaciones y participaciones
humanas que rodean su nacimiento, presencia, desarrollo y consumo.
I) El tiempo, su historia:
Hay referencias de la elaboración de diversos fermentados, y se dice que hay indicios de procesos de destilados antes de la llegada de los españoles a nuestro país. Se supone que en algunos casos, esos fermentados eran a partir de frutas incluyendo uvas silvestres, broncas o cimarronas como las usadas para elaborar el «Vino de Acachul». Para 1521 los españoles ya se estaban trayendo de Europa sarmientos de vid para plantar. Se dice que el 24 de junio de 1517, Juan de Grijalva tomó vino con los señores aztecas enviados por Moctezuma. Pero para que ir más atrás en el tiempo si finalmente la nación mexicana es la fusión, mezcla, o unión de la raza nativa indígena y la española básicamente, esto es, los mexicanos somos una cultura esencialmente mestiza.
En México, finalmente y sin entrar en profundos estudios antropológicos, se hace vino en el sentido que hoy lo conocemos, esto es, usando las vides europeas desde la primer mitad del siglo XVI, para antes de 1550 ya se hacia vino en México, siendo así y para orgullo nuestro el primer lugar en America donde se planta la vitis vinifera y se hace vino. En este contexto podemos ahondar sin querer comparar, pero si referir, que elementos considerados muy mexicanos como el mezcal, son contemporáneos al vino y más aun otros elementos de tanto peso como el tequila, el mariachi, los chiles en nogada, el himno nacional, las calaveras de Posadas, o el fútbol, por mencionar algunos, son posteriores, pertenecen al siglo XIX, de mediados a fines de 1800.
Si, el vino en México tiene historia que lo registra y que le otorga arraigo e identidad. Pero esto no sido fácil, ha sido una Historia con sus éxitos y problemas, con su animo de vencer adversidades y tropiezos que va más allá de lo que sabemos y de lo que hemos podido transmitir, pero finalmente desde el origen de nación el vino ha estado vivo.
II) El espacio, el lugar que le da origen y sentido:
Está elaborado aquí en esta tierra, con viñas cultivadas en este suelo, bajo este cielo y con este sol. Se riega con agua de nuestro subsuelo, o la que corre por nuestros arroyos y ríos, esa que cae de nuestras nubes, que dibujan nuestros cielos.
Más allá de la región especifica o el microclima, sin distingo de variedad, estilo de vinificación, marca, nivel de precio o popularidad. El vino Mexicano esta cobijado por la tierra y el cielo de México.
Aún cuando sabemos que la parte norte de Baja California, es la única región del país con clima tipo mediterráneo: estaciones bien definidas, veranos secos y moderadamente calurosos, inviernos fríos, temporada de lluvias en invierno. Conjunto de condiciones que entre otras son muy propicias para el cultivo de la vid. Esto no hace limitativo el cultivo a esta zona o esas condiciones, la vid se adapta a las características de cada lugar donde se cultiva y produce. En nuestro País se cultivó o cultiva en: Oaxaca, Puebla, Querétaro, Guanajuato, Aguascalientes, Zacatecas, San Luís Potosí, Coahuila, Sonora, Chihuahua y desde luego la península de Baja California.
III) Su espíritu y bagaje cultura.
Está contagiado de nuestra cultura, por nuestra gente; en el cultivo de la uva en el campo, en su proceso de elaboración en las bodegas, en la distribución y su consumo. Se elabora con nuestro animo y en nuestro ambiente.
Muchas familias viven de esta empresa, mucha gente trabaja y vive de cultivar la vid, de elaborar el vino, de comercializarlo, escribir de el y de promoverlo.
El vino está en nuestras casas, en nuestras fiestas, con nuestros amigos, es parte de nuestro día a día, si no de todos, si de muchos, de muchos que sienten la identidad y orgullo de hacerlo, de consumirlo e incluso, se vuelve lo más significativo ser de donde se elabora. La gente, lo refiere como parte de su identidad o lo que los define al decir: Soy de tal lugar, donde hacemos vinos.. o de donde son los mejores vinos.
Estos tres aspectos que comentamos son especialmente importantes, por que sabemos que el vino tiene la capacidad de expresar su historia y su entorno, el vino sabe a ‘de donde es’, sabemos que se puede descifrar en un vino; de que región proviene, de que variedad se trata, más o menos el método de vinificación, o el estilo de la bodega, etc. Y es precisamente aquí la gran diferencia, esa es la peculiaridad del vino mexicano, es único, pues este vino transmite también su peculiar historia, transmite los símbolos mexicanos, sus colores, los aromas; a sus flores, a su tierra, a su campo. Sabe a su comida, a sus sabores, sabe a México, por eso tenemos el honor, el derecho y el orgullo de decir en México tenemos vino, gran vino y es vino mexicano.
Vino que se hace en México, lo comercializan y promueven los mexicanos, lo disfrutan y lo presumen los mexicanos. Solo lo mexicano sabe a México. Si, el vino es vino y el pan es pan, pero este vino es mexicano.
– Mirentxu Ptacnik
